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viernes, 9 de noviembre de 2012

Misceláneas judías para la pausa del Sábado



Hilel, el Sabio

Hilel o Hillel, llamado el Viejo (HaZaquen) o el Sabio (c. 70 a. C.-10 d. C.) fue un rabino y maestro judío, el primer erudito que sistematizó la interpretación de la ley escrita.
Sus padres habían emigrado de Eretz Israel a Babilonia y allí nació Hilel que fue por consiguiente llamado Hilel Hababli. Por parte de su madre es descendiente del rey David. Se dedicó a estudiar la Ley y su hermano Sevna le mantenía de su negocio. 
Nació, según el Talmud, en Babilonia (tradicionalmente 110 a.e.c murió el 10 de e.c en Jerusalem). Recibió su avanzada formación en Jerusalem.
El Talmud nos relata que a los 40 años emigró de Babilonia a Eretz Israel y se estableció allí. Estudió con los sabios Shemaya y Avtaliyon, fundadores de las primeras Yeshivot en Eretz Israel. Ellos le transmitieron la Ley Oral y al fin de sus días superó en el estudio de la Torah a todos los Sabios de su época. Fue entonces que le nombraron presidente del Sanhedrín.
Hilel era célebre por su amor hacia todos los hijos de Israel y su deseo de propagar en ellos la Torá, contrariamente con su colega Shamay, que solo aceptaba discípulos conocidos por su conducta irreprochable. Hilel era de la opinión de enseñar la Torá a cualquier persona, ya que el estudio transforma y purifica al ser humano.
El énfasis de Hilel en el cumplimiento de las normas éticas, en la piedad personal, en la humildad y en la preocupación por los demás fueron precursores de ciertas enseñanzas morales del cristianismo e islam.
Está asociado con el desarrollo de la Mishná y el Talmud . Reconocido
dentro del judaísmo como un sabio y erudito, fue el fundador de la Casa de Hillel escuela para tannaim (Sabios de la Mishná) y el fundador de una dinastía de sabios que estaban a la cabeza de los Judios que viven en la tierra de Israel hasta que aproximadamente el siglo V de la era cristiana .
Como Hillel el Viejo había afirmado, todo aquel que destruye el alma, se considera como si hubiera destruido un mundo entero. Y todo aquel que salva una vida, se considera como si hubiera salvado un mundo entero."  "Olam" puede alternativamente, traducirse como "infinito" o "mundo".

(...)

El legado de los macabeos había dejado a los judíos divididos en dos grupos: los saduceos, que derivaban de la aristocracia sacerdotal, y los fariseos, que se habían desarrollado a partir de los “jasidim rishonim” que habían florecido en Judea, desde poco antes de Alejandro el Grande.
De los saduceos y sus orígenes, no se sabe mucho. No se destacaban por ser numerosos, pero sí por su influencia social. Rechazaban la Ley Oral con sus tradiciones y reglas, y bregaban por circunscribir la observancia a sólo la Ley Escrita. 
Hilel fue portavoz de la  filosofía farisea. Su discípulo Iojanán Ben Zakai se opuso a la rebelión contra el imperio romano, por considerarla condenada al fracaso y, ante la inminente caída de Jerusalén, se escabulló de la ciudad. Solicitó del general romano Vespasiano que, a cambio de su renuncia a la lucha, se le concediera permiso para establecer una escuela en la ciudad de Yavne, desde donde continuar con la obra de Hilel. Sobre sus hombros recayó la reconstrucción de la vida judía después de la destrucción del Segundo Templo. La posición apolítica de Iojanán ante Vespasiano, recuerda la actitud de Hilel hacia Herodes.
Una vez que el Segundo Templo fue destruido y que finalizó la jefatura provisional de Iojanan Ben Zakai, los descendientes de Hilel ocuparon el patriarcado, que reemplazó al Gran Sanedrín hasta comienzos del siglo V.
Un fenómeno nuevo en la vida judía fue el surgimiento de las escuelas Bet Hilel y Bet Shamai, lo que expresa la pluralidad de la vida judaica en esa época.
El hecho de que ambas escuelas fueron aceptadas por la tradición judía como legítimas, muestra que la diversidad es parte integrante de ella.
Las disputas entre Bet Hilel y Bet Shamai en materia de halajá y de pensamiento, perduraron por varias generaciones, hasta que finalmente prevaleció el punto de vista de Bet Hilel, más flexible.
El Talmud, en su singular estilo, debate la ley divina partiendo de la base de que ella debe ser dirimida por sus estudiosos. Una polémica que lo ilustra se denomina “el horno de Aknai”, referida al grado de pureza ritual de un horno. Rabí Eliécer propuso demostrar su verdad por medio de concitar milagros que, al quebrar las leyes de la naturaleza, evidenciaran que Dios estaba de su parte en el veredicto. En ese momento lo contradijo su rival y amigo, Rabí Joshua Ben Hananiá, quien para ello formuló la célebre afirmación de que “la Torá ya no habita en el cielo”, sino que su interpretación había sido depositada en el buen criterio de los sabios terrenales que la estudiaban y observaban.
En su análisis de ciertas vetas legales, el Talmud parece a veces rebuscado, aun divertido. En el tratado de Pesajim (10b) se recuerda que la noche previa a Pésaj hay que revisar la casa para que no queden despojos de jametz, de pan y afines. A partir de esa premisa, se formula una serie de preguntas de creciente improbabilidad:
Un ratón entra a una casa que ha sido limpiada… tiene un pedazo de pan en su boca. Luego vemos que un ratón deja la casa con un pedazo de pan en su boca. Deducimos que es el mismo ratón. Pero ¿qué ocurre si ingresa un ratón blanco con un pedazo de pan y sale un ratón negro con un pedazo de pan? ¿Podríamos deducir que el segundo ratón arrancó del primero la migaja?
Si dijeras que no es hábito de los ratones robarse pan de la boca ¿qué sucedería si un ratón entrara a una casa con un pedazo de pan y una comadreja saliera con un pedazo de pan? ¿La comadreja sin duda ha tomado el pan del ratón? En ese caso, no deberíamos limpiar la casa nuevamente. ¿O se trata de otro pedazo de pan? Porque si fuera el mismo, no sólo el pan debería estar en la boca de la comadreja sino también el ratón. ¿Y si la comadreja sale con un pedazo de pan y un ratón? En ese caso, es el mismo pan.
Pero si fuera el mismo pedazo de pan ¿el pan no debería estar todavía en la boca del ratón? Acaso, por miedo, el ratón dejó caer el pan de su boca. La cuestión no fue resuelta.
Estos desafíos a la mente motivan la creatividad. Para entender si la impureza ritual de ciertos lugares afectaría sólo a los que caminan sobre ellos (y en ese caso el problema sería la tierra) o si la impureza también afecta el aire que está sobre esa tierra, la pregunta es “¿qué ocurre con una torre que vuele en el aire?” (Jaguigá 15b). La posibilidad de un avión surge en el siglo II, de una mente que está afilándose por medio de recorrer todos los vericuetos de la ley divina.

Fuente:  Or Ein Sof

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