Hilel, el Sabio
Hilel o Hillel, llamado el Viejo (HaZaquen) o el
Sabio (c. 70 a. C.-10 d. C.) fue un rabino y maestro judío, el primer erudito
que sistematizó la interpretación de la ley escrita.
Sus padres habían emigrado de Eretz Israel a
Babilonia y allí nació Hilel que fue por consiguiente llamado Hilel Hababli.
Por parte de su madre es descendiente del rey David. Se dedicó a estudiar la Ley y su hermano Sevna le
mantenía de su negocio.
Nació, según el Talmud, en Babilonia
(tradicionalmente 110 a.e.c murió el 10 de e.c en Jerusalem). Recibió su
avanzada formación en Jerusalem.
El Talmud nos relata que a los 40 años emigró de
Babilonia a Eretz Israel y se estableció allí. Estudió con los sabios Shemaya y
Avtaliyon, fundadores de las primeras Yeshivot en Eretz Israel. Ellos le
transmitieron la Ley Oral
y al fin de sus días superó en el estudio de la Torah a todos los Sabios de
su época. Fue entonces que le nombraron presidente del Sanhedrín.
Hilel era célebre por su amor hacia todos los hijos
de Israel y su deseo de propagar en ellos la Torá, contrariamente con su colega Shamay, que
solo aceptaba discípulos conocidos por su conducta irreprochable. Hilel era de
la opinión de enseñar la Torá
a cualquier persona, ya que el estudio transforma y purifica al ser humano.
El énfasis de Hilel en el cumplimiento de las
normas éticas, en la piedad personal, en la humildad y en la preocupación por
los demás fueron precursores de ciertas enseñanzas morales del cristianismo e
islam.
Está asociado con el desarrollo de la Mishná y el Talmud .
Reconocido
dentro del judaísmo como un sabio y erudito, fue el
fundador de la Casa
de Hillel escuela para tannaim (Sabios de la Mishná) y el fundador de una dinastía de sabios
que estaban a la cabeza de los Judios que viven en la tierra de Israel hasta
que aproximadamente el siglo V de la era cristiana .
Como Hillel el Viejo había afirmado, todo aquel que
destruye el alma, se considera como si hubiera destruido un mundo entero. Y
todo aquel que salva una vida, se considera como si hubiera salvado un mundo
entero." "Olam" puede alternativamente, traducirse como
"infinito" o "mundo".
(...)
El legado de los macabeos había dejado a los judíos
divididos en dos grupos: los saduceos, que derivaban de la aristocracia
sacerdotal, y los fariseos, que se habían desarrollado a partir de los “jasidim
rishonim” que habían florecido en Judea, desde poco antes de Alejandro el
Grande.
De los saduceos y sus orígenes, no se sabe mucho.
No se destacaban por ser numerosos, pero sí por su influencia social.
Rechazaban la Ley Oral
con sus tradiciones y reglas, y bregaban por circunscribir la observancia a
sólo la Ley Escrita.
Hilel fue portavoz de la filosofía farisea.
Su discípulo Iojanán Ben Zakai se opuso a la rebelión contra el imperio romano,
por considerarla condenada al fracaso y, ante la inminente caída de Jerusalén,
se escabulló de la ciudad. Solicitó del general romano Vespasiano que, a cambio
de su renuncia a la lucha, se le concediera permiso para establecer una escuela
en la ciudad de Yavne, desde donde continuar con la obra de Hilel. Sobre sus
hombros recayó la reconstrucción de la vida judía después de la destrucción del
Segundo Templo. La posición apolítica de Iojanán ante Vespasiano, recuerda la
actitud de Hilel hacia Herodes.
Una vez que el Segundo Templo fue destruido y que
finalizó la jefatura provisional de Iojanan Ben Zakai, los descendientes de
Hilel ocuparon el patriarcado, que reemplazó al Gran Sanedrín hasta comienzos
del siglo V.
Un fenómeno nuevo en la vida judía fue el
surgimiento de las escuelas Bet Hilel y Bet Shamai, lo que expresa la
pluralidad de la vida judaica en esa época.
El hecho de que ambas escuelas fueron aceptadas por
la tradición judía como legítimas, muestra que la diversidad es parte
integrante de ella.
Las disputas entre Bet Hilel y Bet Shamai en
materia de halajá y de pensamiento, perduraron por varias generaciones, hasta
que finalmente prevaleció el punto de vista de Bet Hilel, más flexible.
El Talmud, en su singular estilo, debate la ley
divina partiendo de la base de que ella debe ser dirimida por sus estudiosos.
Una polémica que lo ilustra se denomina “el horno de Aknai”, referida al grado
de pureza ritual de un horno. Rabí Eliécer propuso demostrar su verdad por
medio de concitar milagros que, al quebrar las leyes de la naturaleza,
evidenciaran que Dios estaba de su parte en el veredicto. En ese momento lo
contradijo su rival y amigo, Rabí Joshua Ben Hananiá, quien para ello formuló
la célebre afirmación de que “la
Torá ya no habita en el cielo”, sino que su interpretación
había sido depositada en el buen criterio de los sabios terrenales que la
estudiaban y observaban.
En su análisis de ciertas vetas legales, el Talmud
parece a veces rebuscado, aun divertido. En el tratado de Pesajim (10b) se
recuerda que la noche previa a Pésaj hay que revisar la casa para que no queden
despojos de jametz, de pan y afines. A partir de esa premisa, se formula una
serie de preguntas de creciente improbabilidad:
Un ratón entra a una casa que ha sido limpiada…
tiene un pedazo de pan en su boca. Luego vemos que un ratón deja la casa con un
pedazo de pan en su boca. Deducimos que es el mismo ratón. Pero ¿qué ocurre si
ingresa un ratón blanco con un pedazo de pan y sale un ratón negro con un
pedazo de pan? ¿Podríamos deducir que el segundo ratón arrancó del primero la
migaja?
Si dijeras que no es hábito de los ratones robarse
pan de la boca ¿qué sucedería si un ratón entrara a una casa con un pedazo de
pan y una comadreja saliera con un pedazo de pan? ¿La comadreja sin duda ha
tomado el pan del ratón? En ese caso, no deberíamos limpiar la casa nuevamente.
¿O se trata de otro pedazo de pan? Porque si fuera el mismo, no sólo el pan
debería estar en la boca de la comadreja sino también el ratón. ¿Y si la
comadreja sale con un pedazo de pan y un ratón? En ese caso, es el mismo pan.
Pero si fuera el mismo pedazo de pan ¿el pan no
debería estar todavía en la boca del ratón? Acaso, por miedo, el ratón dejó
caer el pan de su boca. La cuestión no fue resuelta.
Estos desafíos a la mente motivan la creatividad.
Para entender si la impureza ritual de ciertos lugares afectaría sólo a los que
caminan sobre ellos (y en ese caso el problema sería la tierra) o si la
impureza también afecta el aire que está sobre esa tierra, la pregunta es “¿qué
ocurre con una torre que vuele en el aire?” (Jaguigá 15b). La posibilidad de un
avión surge en el siglo II, de una mente que está afilándose por medio de
recorrer todos los vericuetos de la ley divina.
Fuente: Or Ein Sof
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