...de ser pensado acerca de la novela “La voz en off” de Nicolás Cerruti,
editado por Letra Viva en Septiembre de 2012.
Por Silvia Lef
“Todas las cosas del mundo son
difíciles: no puede el hombre comprenderlas ni explicarlas con palabras. Nunca
se harta el ojo de mirar, ni el oído de oír cosas nuevas”
(Kohelet/Eclesiastés Cap.I, versículo 8,
cfr. Nicolás Cerruti en “La voz en off”, p.59)
“Donde los sueños son muchos, son
muchísimas las vanidades, y sin fin las palabras: pero tú teme a Dios” (Kohelet/Eclesiastés Capítulo 5,
versículo 6, cfr. Op.cit. p.60)”
“No hay hombre que viva siempre, ni que
pueda presumir de esto. Con todo, hasta el perro que vive, vale siempre más que
el mismo león ya muerto. Pero los vivos saben que han de morir y pueden
disponerse; pero los muertos no saben ya nada, ni están en estado de merecer, y
su memoria ha quedado sepultada en el olvido” (Kohelet/Eclesiastés Capítulo 9, versículos 4 y 5, cfr. Op.cit. p.61)
Nuestro novelista entrecruza poéticamente
el arte con el psicoanálisis. Varios analistas en danza. El escritor analista;
el analista soñante; el analista soñado por el analista soñante; el analista al
que el soñador consulta para saber cómo hacer con su synthome. Al menos, cuatro
analistas en juego y un grupete de analizantes donde todo fluye y confluye: las
fobias, el pánico, el miedo a la muerte, la angustia existencial. Una enfermedad
diagnosticada que hace castración en el otro y reaparece, en cada cual, en cada
quien, con su singularidad y a su modo. Enlaza el mundo interno y sus
producciones más inverosímiles con la ética deontológica que regula el accionar
de un otro analista, sujeto a las leyes del trípode ético, casi como un
imperativo categórico, pero diferente del kantiano: “Obra de tal modo que tu
máxima pueda ser para cada caso, singular. Uno por uno”. Lo universalizable
será la ética de la praxis en el buen accionar del analista, conforme a su
deber hacer: diligente y responsable. Sin jamás abandonar: tal vez soportado en
un análisis personal, en una supervisión clínica y/o un análisis de control y
en una lectura estudiada, metódica y sistemática, de la teoría psicopatológica.
Bien decir y bien hacer en homofonía. Un analista sujeto sujetado a las reglas
del objeto de su práctica. Transacciones de compromiso que anudan, toman,
agarran, desgarran, atraviesan y hablan con la voz en off. Desde la pantalla y
el semblante del analista, desde su mutismo fónico. Desde el cuerpo de cada
quien y de cada cual de sus analizantes. Transferencia y contratransferencia en
curso. Introyección y proyección. Identificación especular. Sueño. Chiste.
Lapsus. Fallido. “Salvador de la Roca” escribe su “Lema” y arma su tentativa de
curar a quien se paraliza en él y con él. ¿Existe la cura? ¿Qué cura? ¿Hay
delirio restitutivo de la función del Nombre que no pudo ser inscripto
simbólicamente en el aparato psíquico? ¿Es la alucinación otra forma de retorno
desde afuera de lo que no llegó a marcar la Ley en el otro? ¿Rescatará el super
héroe de la novela al objeto caído? ¿Podrá el registro simbólico de la castración
pasar como Torah? ¿Es la ética analítica una ética del deseo de curar………en la y
desde la figura paradigmática del analista? ¿Habrá un Mesías, al modo de un
Salvador que rescate la castración como operatio en lo real? Y, ¿qué sucede con
los nudos olímpicos: sueltan o atan? ¿Qué hay de cada quien, qué hay de cada
cuál desde la estructura clínica? Así, la clínica tripartita freudiana: ¿está
vigente? ¿Hay neurosis? ¿Hay psicosis? ¿Hay perversiones? ¿Hay sujetos
atravesados por estas criaturas fantásticas aunque humanísimas que la pluma de
este analista escritor, novelista en off dibujó? Cada página, cada episodio,
cada Nombre, cada hombre entrañables……..
Son tan pero tan endebles y a la vez tan
pero tan resistentes e insistentes que contagian su entusiasmo por resolver el
conflicto que los mancomuna solidariamente y conmueven por la intensidad afectiva
de sus lazos: el furor curandis en “de
la Roca”, la perplejidad y el sentido común, de “Lema”. Los enredos del
analizante Kafka, los del I Ching, todos en causa común para rescatar al que se
durmió, frente a la intolerabilidad del padecimiento de De la Roca. Desfile de
sentimientos, emociones, pasiones agolpadas, entremezcladas, fusionadas en unos
embrollos inimaginables aunque ciertos, con golpes de efecto certeros y
duraderos. Con espejos lacanianos en experimentos, un otro analista ortodoxo
que escande la sesión y que expulsa al otro. ¿A qué otro? Porque la novela
enrolla y arrolla con esa perspectiva más sincrónica que diacrónica aunque esta
vez Cronos parece devorarse a sus
hijos de verdad. Pero con inexorable e insoslayable humor.
¿Sumarán todos esos otros para acceder
a ese Gran Otro Inefable, inescrutable, enigmático? Con gran inteligencia,
riqueza discursiva cada personaje hace su protagonismo aunque el inconsciente y
su lógica parecieran desplegar esa otra escena inédita, novedosa, creativa,
original. Seres hablados por sus deseos. Nombres que graban la falta. Redes
significantes que van y vienen en búsqueda de su cadena emblemática.
En el texto:
una lógica aristotélico-cartesiana que busca ser escrita y en sus antípodas,
esotra lógica, la que reina. La de la condensación y la del desplazamiento, en
la cual un tope realísimo hace de freno y también constituye. Atravesando los
emblemas mistéricos y cifrados, viene danzando lo imaginario en la búsqueda de
su fugitivo simbolismo: allí advienen las Profecías de Israel, de cuya fuente
esencial advendrá la existencia del Salvador. ¿Qué Salvador? : “de la Roca”. ¿Salvador
de quién y de qué? : “de la Roca”. ¿Qué emblematiza la Roca? ¿Cuál Roca? ¿Qué
Roca? ¿Quién Roca? ¿Por qué “la Roca”? ¿No será un universal? ¿De qué nos habrá
de rescatar? ¿De la utopía? ¿Será un mesianismo laico desde el psicoanálisis al
modo de una utopía el que nos propone el autor? ¿Acaso nuestra profesión es
imposible?
¿No será “
Salvador de la Roca”
un símbolo de posibilidad? Y si así fuera, ¿el arte de curar ya no sería una
mera tentativa? ¿Un Mesías laico, portador de una utopía donde la “cura
analítica” tal vez se oriente en analogía con una Redención? ¿“Cura por la Palabra?”. ¿“Cura de Fe?”.
“¿Fe en la Cura?”.
“¿Fe en la Letra?”.
“¿Letra de Ley?”. “¿Pacto de Letra?”. “¿Letra de Fe?”. ¿Es pensable que el
simbolismo de Kohelet/Eclesiastés, la
sabiduría del Rey Salomón, refuerce las pistas que buscan una salida ética
frente a algo intolerable para el yo? ¿Es pensable que la Profecía de Yeschaiau/Isaías retorne en la búsqueda
de una Gueulá/Redención para el
sufrimiento de los protagonistas y la salida del Caos hacia el Génesis/Bereischit? ¿Es analogable la ética
hebraica con la ética psicoanalítica? ¿Es pensable de La Roca, Salvador De la Roca como un Mesías laico?
¿Un analista de la utopía mesiánica? ¿Podrá Salvador de la Roca ser pensado
sincrónicamente como un humanista de fe en el psicoanálisis? ¿Podrá curar?
¿Podrá curar(se)? ¿Serán las formaciones del inconsciente sus estrategias para
la cura? ¿Será su lógica la condensación y el desplazamiento? ¿Es posible un
retorno al Edén? ¿Será el Gan Eden el símbolo del objeto perdido? ¿Podrá
hallar(se) la inmortalidad? ¿Podrá un ente del humus desarmar la castración y tornar(se) infinito? ¿Es imaginable
un sujeto sujetado al Edén? ¿Existe el Edén o es una metáfora bíblica?
¿Salvador De la Roca
es un emblema? ¿Mito del análisis? ¿Mesías del siglo XXI? ¿Laico y
secularizado? ¿El Gan Eden es algo así de parecido al primer objeto de amor
para el psicoanálisis? ¿Perdido? ¿Idílico? ¿Perfecto?¿Completo? ¿Divino? Ahora
bien: de no haber existido la expulsión de ese lugar inexistente para el ente
del humus, no habría nacido la utopía
mesiánica ni tampoco la historiografía del Brit
Milá. ¿No será que de la Roca
nació también como paradigma, símbolo, enigma? Analista talmúdico para quien
salvar una vida y rescatar un alma será como redimir al Universo. Y, ¿no será
el lema de de la Roca,
su Lema : la Voz
en off………………………………………………?
Uf, qué lectura! Gracias Silvia.
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