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viernes, 24 de mayo de 2013

"Diálogo entre dos mundos"

Por Jack Fuchs y Silvia Lef

Jack:
Me quedé pensando en el tema del Brit Milá.
Pienso que es un algo muy controversial y discutido. Sobre todo
después del nazismo. Sin ese emblema...
Fijate que los ritos, las leyes y las costumbres se modifican con el
paso del tiempo. Eso debiera cambiar. ¿Vos qué opinás que siempre hablás y 
escribís acerca de esos temas?

 Silvia:
Huella en el cuerpo real, inscripción simbólica de una letra hebraica.
Monumento mnémico de la Torah en el cuerpo del varón.
Meser/mensaje que va vía Masoret/tradición de dor vador/de generación
en generación de Abot/Patriarcas a Banim/hijos, de Imaot/Matriarcas a
Banot/hijas. Ley significante del Nombre del Padre como falta que se
pasa como transmisión y Talmud/versión oralizada de la Ley.
Lo femenino es lugar de recepción y también de  transferencia de esa
Ley primordial. Pareciera ser que nadie escapa a esa ley
circuncidatoria: ni varón, ni mujer, ni judío, ni no judío.
Por supuesto que no me refiero al ritual en el cuerpo físico sino al
simbolismo que se escribe como Ot/letra en el cuerpo para todo ente
del humus. Nos recuerda que somos terrenos, mortales, finitos,
limitados, sujetos pasibles de error.

Jack:
¿Con qué derecho un Padre puede marcar a su hijo en el cuerpo?
¿Por qué condenarlo a éso?

Silvia:
¿Lo lees del lado del filicidio como hacía Arnaldo Rascovsky?
¿Pensás que se analoga a algun tipo de mutilación traumatizante?
¿Y el Pacto de fe? ¿El Acto como Letra? ¿La Milá como Ley?

Jack:
No soy analista. Tampoco creo que los judíos fuimos perseguidos
por esa huella. Sin embargo, de haber tenido un hijo varón, no estoy
tan seguro de haber apostado al rito. Fijate que Dios no nos prometió
a nosotros salvar(nos). De modo tal, que esa costumbre es humana. No
nos favoreció en absoluto. Más bien, parece al revés. Para
ilustrar(te), te voy a contar un sipur/un cuento, como chiste que
habla: un joven religioso se va de Polonia a New York y le escribe a
su madre. Le cuenta que el trabajo no le deja tiempo libre y que tiene
que trabajar en Shabat, que los alimentos kascher no abundan, debe
integrarse a lo social, estudiar y trabajar. La madre le pregunta:
¿te quitaste ya la circuncisión, el Brit Milá o todavía no?
Es algo imborrable. Fijate que no se puede ocultar, sacar, borrar.

Silvia:
Es casi el primer mandamiento hebraico porque graba la finitud en
el humano. ¿Acaso te podés olvidar de éso? Si te lo olvidaras, tu
identidad sería otra. Porque ¿no pensás que la Ley judía enuncia 
en ese emblema la denuncia del límite para el humano? Y, tal vez éso le
ha resultado insoportable a quienes se persiguieron con el judío
porque les recordaba su destino final, del ser para la muerte, del que
ningun mortal ha podido escapar. Acaso, ¿conocés a alguno que escape
al registro simbólico de la castración? Tenían la fantasía 
inverosímil de creer que eliminando al sujeto judío se tornarían inmortales y
escaparían ellos mismos de la muerte!

Jack:
¡Qué locura!. ¿No? El nazismo barrió con todo límite imaginable.
Imposible prever éso que pasó. Eso que hicieron. La verdad es que es
muy difícil de tramitar, de elaborar. Y, el tiempo pasa, los ritos y
las leyes cambian y yo experimento un nuevo estado: por primera vez en
mi vida siento que estoy viviendo una nueva etapa de la que no tengo
memoria. Algo que me sorprende y es que me siento viejo y no sabía
como era Eso.

Silvia:
    ¿Viejo vos? ¿Qué te anda pasando, Jack?
Te olvidaste que sos un "Patriarca del Siglo XXI, nombrado como Yacub..."

Jack:
     "(...)"

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