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Dalia Ravikovitch / Con el viento a favor
¿qué saben de él los otros, allá afuera?
Quizás una palabra aúlle en sus oídos
las veinticuatro horas, día a día.
Hay gente que no entiende
hasta qué punto es dura la jornada.
La mañana no alumbra del modo en que debiera,
el rostro del sol es un disco aplastado.
Hace veinticinco años
hubo en el mundo una guerra atroz.
Entre las miles de casas de los vencidos
había personas con orgullo en el corazón.
El hombre que está solo en su cuarto
mira al sol aplastado
y comienza a pensar cosas maravillosas.
Como volar con el viento a favor.
Incluso hay quienes vuelan
sin necesidad de viento alguno.
Las ramas de los pinos se adhieren a sus mejillas
y vuelan con los húmedos labios abiertos.
Sin saberlo, una nube o una semilla aérea
besan, al pasar, sus bocas.
Con ojos brillantes, lacrimosos,
contemplan la celeste maravilla.
Si tropezara con él alguna partícula divina
no le provocaría daño alguno.
Volar significa que los pliegues del aire
te llevan, como el amor.
Uno vuela, uno aterriza
y es entonces cuando sobreviene la sorpresa:
Hay quienes vuelan con el viento a favor
y aun así se pierden, abruptamente, prematuros.
Traducción: Gerardo Lewin
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Dalia
Ravikovitch nació en Ramat Gan (Israel) en 1936. Aprendió a leer y
escribir a los tres años. Sus primeros poemas aparecieron en la revista
literaria Orlogin, editada por el poeta Abraham Schlonsky, quien
la estimuló a continuar escribiendo. En total, DR publicó diez
volúmenes de poesía. Además, escribió prosa y literatura infantil.
También tradujo poesía al hebreo. Poemas suyos han sido traducidos a 23 idiomas.
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