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JAG HASUCOT SAMEAJ!!!
Jag Hasucot: Motivos para la alegría...
Por Rabino Dr. Mordejai Maarabi
“Ve-iaasú culam agudá ejat...”
(Del Majzor, plegaria de Musaf para Rosh HaShaná y Iom HaKipurim).
Mucho hemos pedido en estos días, en los que miramos “hacia dentro" pero,
también, dirigimos nuestras miradas “hacia fuera”. Es imposible aislarse, dado que
toda la tradición judía consiste en construir puentes, en transitar uniones
imperceptibles, siempre en búsqueda de lo común para, recién más tarde,
distinguir nuestro lugar de excepción, nuestra singularidad como pueblo, nuestro
destino especial en el consenso de las naciones.
Atesoramos la esperanza respecto a la unidad en las plegarias centrales del Nuevo
Año y de Iom HaKipurim. Pensamos en ella, hablamos de ella, pero la palabra es
objetada por la acción o, tal vez, el deseo sea reprimido por la inacción.
¿Cómo plasmar en lo real aquello por lo que pedimos, rezamos y suplicamos,
estemos convencidos o no de lo vital que es para nosotros todos?
Nuestras celebraciones, lector y lectora, nos llevan a ser parte de una doble
dimensión: la del discurso y la del curso.
Es cuando, radiante, llega Sucot, invitándonos a expresar en los
hechos todo aquello que nos propusimos desde las hojas de
nuestro Majzor, el libro de oraciones, y para no quedarnos en los
dichos sino para afirmarnos en los hechos.
Sucot nos invita a ocupar un nuevo espacio y residir en él: la Sucá,
como recién decíamos. Nos anima, de manera especial, a enfatizar
nuestra alegría durante la fiesta, como no dando por sentado que
al ser una “fiesta” se deba estar alegre... ¡Es una mitsvá estar alegre!
Y debo cumplirla en toda su extensión diaria y horaria.
¿Nos preguntamos, empero, cuál será la argamasa entre habitat
(la Sucá) y sentimientos (la alegría)?
Entonces emergerá otro pedido de nuestra Torá:
U-Iekajtem lajem ba—iom ha—rishón...
“Tomaréis para vosotros en el primer día..." cuatro especies vegetales,
todas ellas en contacto con la cotidianeidad de nuestra vida.
Cuatro y no más, como para englobar la totalidad y hacernos sentir
una parte suya: Etrog —fruto de árbol hermoso—, Lulav -las hojas de
palmera—, Hadas - las ramas de mirto- y Aravá - las ramas de sauce.
Cuatro especies que denotan cuatro aspectos diferentes. Así como
en la mesa de Pesaj se sentaban los “Cuatro Hijos” y, en esa maravillosa
noche, “Cuatro Copas" nos anunciaban la Salvación y la Liberación,
en Sucot estas Cuatro EspeciesVegetales nos vendrán a enseñar
el curso de la fiesta.
Netilat Lulav, es decir, tomar el Lulav y pronunciar una bendición
sobre él, significa unir a las cuatro —más allá de sus profundas
diferencias- y expresarle al Todopoderoso nuestro deseo de que
“Y harán, todos ellos, una sola y sólida unidad".
La argamasa entre el habitat - el diario vivir- y la alegría -
el sentido de vivir - pasa, nos insinúa Sucot, por la Unidad.
¡Aprender el arte de unir para no separar jamás!
Así es como transcurre esta Fiesta, que trata de tender puentes
donde la soledad y el aislamiento han hecho de las suyas.
Sucot, decíamos al principio, es la Fiesta de la Reconciliación.
No hay nada más feliz que empezar a reconciliarse con uno mismo,
para lo que, primero, "hay que salir de casa”; segundo, instilar gotas
de bondad y alegría; y por último, unir y seguir uniendo...
Ese es el secreto de estos días de plenitud y algarabía;
días tan simples y tan bellos como los que podemos vivir toda
la vida.
Creo, con sinceridad, que hay en ello motivo verdadero y valedero
para la alegría. ¿No lo cree también así el lector?
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