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viernes, 12 de julio de 2013

Misceláneas judías para la pausa del Sábado

5 de Av de 5773

Alberto Gerchunoff. El argentino más judío, el judío más argentino de Ricardo Feierstein (fragmento)
(Editorial Capital Intelectual, 2013)




¿Se entiende entonces la genial jugada de Alberto Gerchunoff?
A la figura del gaucho, respondió con la del gaucho judío. Al arquetipo de la herencia hispánica, con la lengua del Siglo de Oro español, el legado de las raíces sefaradíes y las novelas cervantinas, tronco de toda la cultura española. Y se forjó, además, como un maestro del idioma hablado en la Argentina, incluso por encima de los filólogos nativos más eminentes.
Una parte considerable de su obra está dedicada a aquella España tricultural – mora, cristiana y hebrea, antes de la expulsión de 1492 – donde el judío “convivía con el hermano cristiano sin desconfianza recíproca, sin obstáculos, sin resquemores equívocos”. Esa herencia de Sefarad – insiste el investigador Norbert Rehrmann, que ha estudiado este aspecto particular- es un tema central, casi obsesivo en su obra, que abarca varios libros y artículos: “Igual que (Henrich) Heine, a cuya obra también dedica un estudio, ve en la cultura judía de la península un elemento consustancial de la Hispanidad”. Escribirá Gerchunoff, en su artículo Los judíos en lengua castellana:
“Las primeras antologías poéticas de España fueron hechas por judíos. Judío era el agudo y atravesado coplero Montoso; judío el prodigioso creador de la Celestina”.
Pero su interés por España, que duró toda la vida – insiste Rerhmann – va, sin embargo, mucho más allá de la temática judía del medioevo: “Su entusiasmo es un homenaje a toda la cultura española, a veces, como en el caso de Marcelino Menéndez Pelayo, incluso a aquellos españoles que se glorificaban como ´martillo de herejes´. Este grado de veneración hispanófila fue, no obstante, la excepción de la regla. La regla fue su veneración por aquella España que vio simbolizada en Don Quijote, objeto de varios elogios de su pluma: “Hay dos Españas, la felipesca, o sea el país sumergido en la sombra de un pasado funerario, y el país viviente, de cuya médula extrajo Cervantes la escencia profunda del quijotismo.” Por desconcertante que parezca el españolismo de Gerchunoff, que fue también un patriota argentino avant la lettre, la razón última de su veneración hispanófila, algo que lo une íntimamente con Heine, se encuentra en la herencia de Sefarad, tanto en su dimensión cultural como política”.
Esta estrategia tal vez fuera deliberada y se adereza con la abundante ironía que Gerchunoff derrochaba en sus noches bohemias, pobladas de colegas literatos y buen vino. Pero parece más probable que se construyera a través de una serie de oscuras intuiciones, inconscientes epifanías, trabajosas y aisladas tácticas para descubrir aquellos caminos – el oxímoron del gaucho judío, la pureza del lenguaje cervantino – que confluyeron en su objetivo de máxima: la integración.
Como un experimento yudoca, aprovechó la fuerza del oponente para derribarlo con un teorema impecable: a la asimilación y pérdida de la cultura original inmigratoria en el calor de un yunque que proponía el “crisol de razas”, por un lado, y al encierro en un gueto espiritual que, como un cuerpo extraño al entorno, reitera sin cambios el modo de vida y el idioma del lugar de origen, Gerchunoff opone una visión integradora, que resulta la síntesis entre ambos extremos y abre las puertas a la Argentina real que viene siendo en el siglo XX, la de todos sus habitantes.
Impecable y sutil: un judío nacido en Rusia se convierte, con su producción cultural, en la perfecta conjunción entre los anhelos y desvaríos de la clase patricia argentina y la representación, en la literatura nacional, de las bulliciosas y masivas corrientes inmigratorias. Menudo problema para xenófobos y encendidos nacionalistas.


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Ricardo Feierstein es escritor, editor, ensayista, periodista y arquitecto. 
Escribió más de treinta libros, entre novelas, cuentos y poemas.
Uno de sus más famosos ensayos es la Historia de los judíos argentinos. Reunió la obra de Gerchunoff en la antología Judío y argentino.
Alberto Gerchunoff. El argentino más judío, el judío más argentino se encuentra disponible en nuestra Biblioteca, así como gran parte de la obra de Feierstein.


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