6 de Yiar - 65º Aniversario de la Independencia del Estado de Israel
La formación del Estado Judío en Palestina (fragmento)
Por Arie Tartakower
En Davar nº 18, número extraordinario de 1948, año de la Creación del Estado de
Israel
El proceso de cristalización de un estado judío en Palestina
es único en la historia social del mundo. Cuando Teodoro Herzl, hace más de
cincuenta años, proclamó por primera vez la idea de un estado judío, poco o
nada parecía justificar concretamente semejantes pretensiones. Unos miles de
judíos en Palestina, casi todos ancianos, entre cientos de miles de árabes
medio muertos de hambre, en una país abandonado por una administración
corrompida: tal la realidad de entonces en Palestina. En cuanto a la Diáspora, en la Rusia zarista había millones
de judíos que vivían en condiciones políticas y económicas difíciles, y varios
cientos de miles en otros países, en general indiferentes al problema de la
supervivencia judía. Así, pues, comenzó la colonización de Palestina: con
individuos de diversos países y que hablaban idiomas diferentes, que no estaban
preparados para la agricultura ni para cualquier otros trabajo físico en
general, sin experiencia y sin medios, entre una población, primero indiferente
y después hostil, bajo una administración política que también fue
primero indiferente y después hostil. A la luz de semejantes condiciones, la
obra judía en Palestina en los cincuenta años que mediaron entre Basilea y Lake
Success resulta poco menos que milagrosa.
La consecuencia más notable de este proceso es el
surgimiento de un método judío para encarar los negocios de estado. No es
correcto presumir que los problemas sobre un estado judío hayan surgido sólo en
los últimos años, después que la Comisión Peel sugiriera por primera vez la
partición de Palestina. Aparte de la concepción política de Herzl, es evidente
que los trabajos judíos de colonización tuvieron que hacer frente, desde el
principio, a tareas que, en condiciones normales, se consideran de carácter
gubernamental.
El dominio turco en el país echaba el fardo sobre los
habitantes, o se abstenía simplemente de realizar los esfuerzos para satisfacer
necesidades de las cuales normalmente se ocupa el gobierno. Las disposiciones
del mandato de Palestina, en 1920, que otorgaron a la Agencia Judía para
Palestina un status jurídico
semioficial, imponiendo al mismo tiempo al gobierno mandatario el deber de
cooperar para el establecimiento del hogar nacional judío, significaron, entre
otras cosas, el desenvolvimiento del autogobierno judío en Palestina, tendiente
a lograr una autonomía soberana. Además, la tensión creciente entre el gobierno
mandatario y la población judía fue obligando a los judíos a hacerse cargo de
sus necesidades sin la cooperación del gobierno, y aun contra su voluntad.
Finalmente tenemos el período conocido de trabajos preparatorios concretos para
el establecimiento del estado judío.
En los siglos anteriores no hallamos nada similar a esta
situación. Ha habido casos de estados establecidos como resultado de la
ocupación de un país; pero en estos casos, al cabo de algunas generaciones las
fuerzas ocupantes se asimilaban a la población local, para convertirse en una
nación. También ha habido naciones privadas durante cierto tiempo de su
autonomía estatal, que trataban de recuperar; pero todas estas eran naciones
que habitaban su propio suelo y que seguían llevando su vida habitual. Hasta se
registraron casos de estados que surgieron a la vida como consecuencia de
colonizaciones en un país total o parcialmente deshabitado; pero aquí la obra
de colonización era hecha por gentes habituadas al trabajo rudo, que hablaban
el mismo idioma y que estaban protegidas por su país de origen. Ninguna,
absolutamente ninguna de estas condiciones se aplica al caso judío. Aquí el
estado acaeció como consecuencia del esfuerzo tremendo de un pueblo privado
durante miles de años de vida propia y que iba a un país donde está obligado a
luchar, no solo contra la naturaleza, sino también contra una población hostil,
y donde sólo puede confiar en el apoyo de su propia voluntad y de sus aptitudes
organizadoras. Era necesario construir
una sociedad judía antes de que pudiera concebirse siquiera la idea de un
estado judío; y solo cuando esa sociedad se hizo realidad el estado judío pudo
encararse en términos positivos, es decir, en forma “realista”.
Son pocas las observaciones sociológicas que pueden hacerse
en relación con los problemas fundamentales del nuevo estado judío. En este
caso no tiene significación alguna la larga discusión que han sostenido
sociólogos y teóricos políticos sobre si el estado es un orden legal o un hecho
sociológico. No hay orden legal que pueda considerarse el orden existente del
estado judío, ni hay un orden que él pueda apropiarse para sí. Falta decidir
aún la constitución y las leyes del estado de Israel. Poco o nada podrá tomarse
del orden legal existente: ni las antiguas leyes turcas, que, cosa curiosa,
conservan su validez en Palestina, a pesar de haber sido derogadas o
abandonadas en su país de origen, ni las leyes adicionales palestinenses,
basadas sobre todo en ejemplos británicos, que aún falta examinar a la luz de
la tradición legal judaica antes de que pueda llegarse a una decisión con
respecto al lugar que les toca en el estado judío. La afamada definición de
Kelsen, según la cual el estado es la comunidad creada por un orden legal
nacional, difícilmente puede ser aceptada por los judíos palestinenses, y del
mismo modo éstos se encogerían de hombros frente a las dudas de Kelsen de si
puede encontrarse un elemento que constituya la unidad del estado como unidad
sociológica fuera del orden legal existente. Lo que importa en Palestina no es
el estado como ley, sino el estado como
vida.
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Arie Tartakower, nació
en Polonia en 1897. Historiador y
sociólogo, fue catedrático en el Instituto de Ciencias Judaicas de Varsovia
hasta 1939. En 1945 se incorporó al Departamento de Sociología de la Universidad Hebrea
de Jerusalem. Escribió este artículo (que se encuentra completo en Davar nº 18) en los días de la creación del Estado de
Israel.
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