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viernes, 5 de septiembre de 2014

Misceláneas judías para la pausa del Sábado

10 de Elul de 5774
Nuevo estudio sobre la cultura judeo-argentina

Una historia del libro judío de Alejandro Dujovne

Quien accediera a la biblioteca de un hogar judío en la Argentina del período de entreguerras habría encontrado obras escritas en ídish y editadas en Vilna, Varsovia, Moscú, Nueva York, Buenos Aires... ¿Qué puede decir esta condición transnacional acerca de la cultura judía del siglo XX? Alejandro Dujovne, doctor en Ciencias Sociales e investigador del Conicet, sigue los rastros de publicaciones y proyectos editoriales para iluminar una comunidad que, forzada a la diáspora y perseguida, hizo de la sensibilidad por la cultura impresa y por los libros, su “patria portátil”.

Desde la perspectiva de la sociología de la edición, el autor reconstruye el universo del libro judío de Buenos Aires desde sus primeros ensayos en la década de 1910 hasta mediados de los años ´70, tornando visible una trama compuesta por editores, intelectuales, traductores, mecenas, imprentas, instituciones comunitarias, partidos políticos, etc. La ciudad se afirmó como polo de traducción de obras de temática judía al castellano, y las elecciones de cada sello pusieron a prueba ideas políticas y expresiones culturales que dieron lugar a debates por la definición última, legítima, de lo judío.
Al desplegar el mapa exhaustivo de los desplazamientos materiales y los debates ideológicos, este libro se afirma como una obra de referencia para quienes quieran recuperar un capítulo insoslayable de la cultura judía argentina y como un disparador para preguntarse de qué modos se dirime en la actualidad, el futuro de esa cultura.


A continuación se transcribe un fragmento que el autor dedica a la SHA:


La Sociedad Hebraica Argentina
… la SHA fue, y continúa siendo hasta la actualidad, una de las principales instituciones de la vida judía argentina, cuyo nombre y modelo se exportaron a otros países de habla castellana. Su origen se remonta a 1909, con la fundación del Centro Juventud Israelita Argentina (CJIA). La mayor parte de los jóvenes que participaron en su creación habían vivido su infancia en las colonias agrícolas judías y migrado a Buenos Aires en busca del ascenso socioeconómico y la integración cultural que la universidad y, en segundo lugar, el comercio parecían garantizar.
...El CJIA deja paso en 1915 a la Asociación Juventud Israelita Argentina (AJIA) y en 1923 se crea una entidad paralela, la Asociación Hebraica, formada por algunas personas que habían participado en el CJIA. Si bien la AJIA y la Asociación Hebraica tenían un origen común, la segunda mostraba un perfil algo más elitista, tanto por sus integrantes como por las actividades que realizaba. Hacia 1926, la precaria situación económica en que se encontraban las llevó a fusionarse, dando nacimiento a la SHA, a la cual rápidamente se sumó un tercer grupo, el Ateneo Estudiantil Israelita.
La composición del Consejo Directivo y del Consejo Consultivo electos en 1927 revelan la extracción social y cultural del grupo inicial... En contraste con la mayor parte del colectivo judío de la época, que, al igual que otros colectivos inmigratorios, integraban trabajadores manuales y pequeños comerciantes, los impulsores de la SHA formaban una pequeña elite social y cultural.
Esta nueva entidad concentró las acciones de difusión cultural de las tres sociedades que la constituyeron. En la definición de su esfera de acción, y acorde con la posición de la elite liberal judía que la impulsaba, tanto la política como la religión quedaban excluidas. Entre sus propósitos específicos se contaban la difusión del conocimiento de la historia y la cultura judías y sus expresiones en la filosofía, la literatura, el arte y la ciencia; el fomento del idioma hebreo y la “literatura israelita”; la formación de una biblioteca especializada en estudios judíos y, a la vez, de cultura argentina; la edición de libros, y el desarrollo de “una acción sistemática encaminada a vincular la colectividad con los elementos superiores del país” (SHA, 1928).
… Entre El cristianismo precristiano, de 1924, y Tres ensayos sobre judaísmo... de 1959, última obra que logramos identificar, la SHA informó haber publicado treinta y siete títulos... En los treinta y cinco años que transcurrieron entre el primer y el último título, la editorial alternó entre tres tipos de obras: conferencias, traducciones y obras colectivas.
...Pese a lo extenso del período que abarcó, la editorial sostuvo una línea político-cultural identificable. Una veloz mirada a sus títulos revela que, aún con las profundas transformaciones históricas vividas por el judaísmo a escala nacional y mundial con el Holocausto y la posterior creación del Estado de Israel, la SHA propuso de manera consistente una concepción ética humanista de lo judío, de carácter liberal y secular.

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