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miércoles, 3 de septiembre de 2014

"Diálogo entre dos mundos"

Por Jack Fuchs y Silvia Lef 
 
Jack:
¡Nuestros diálogos consisten en un verdadero trabajo que nunca me
gusta interrumpir!
Me encanta que siempre vengas y que no faltes por nada.

Silvia:
Irrenunciable,  insoslayable, indeclinable tarea. Pensar en conjunto,
pensar cada diferencia.
Hacer nuestro diálogo entre dos mundos es retar los
solipsismos y apostar a un "entre nos".
Jamás podría fallar a tamaño compromiso.

Jack:
 Es difícil aceptar que existe un mundo exterior
fuera de uno mismo. Además, ver que las creencias de uno son
diferentes de las del otro. Debo también admitir que mi modo de ver las
cuestiones difiere del tuyo. Eso es valioso. Hablar desde ahí,
increíble. Siento que debo contarte las cosas que pienso, aún
las que me suceden y así hablamos de ello sin prejuicio.

Silvia:
Prometimos colocar una contratapa tuya escrita para Página acerca
del levantamiento del Gueto de Varsovia  ¿Qué te parece si va en el
Diálogo de hoy en tu boca?
Allí esbozás tus ideas acerca de la guerra
como resistencia al nazismo y tu opinión sobre la
especie humana, quien rivaliza a ultranza atrapada en la permanente
pulsión cruel- thanática. Adherís al hobessianismo en su famosa 
fórmula "el hombre es el lupus/lobo del hombre", reinterpretada por Freud en pleno
Siglo XX, en el "Malestar en la Cultura".

Jack:
 Descreo de la especie humana y está bien que
 intercambiemos criterios. Vos le ponés creencia a nuestra
Palabra. ¿Creés en nuestros diálogos?
Una apuesta a mis ideales de juventud es re-dialogar contigo. Estoy
super agradecido por tu amistad. Me parece un privilegio. 
El  artículo de este año sobre el Levantamiento del Gueto de Varsvia, 
editado por Página 12 el 19 de Abril.  


"Otro 19 de abril, un aniversario más del levantamiento del Gueto de Varsovia"

    Este 19 de abril, como todos los 19 de abril, recordamos el
levantamiento del Gueto de Varsovia, y la obligación de esta memoria
abarca tanto a los héroes que lucharon como a todos los otros, los que
murieron en silencio, en la imposibilidad siquiera de pelear. Desde la
Noche de Cristal en noviembre de 1938 hasta la derrota del nazismo en
mayo de 1945, no hubo un día de esos terribles años en el que no
ocurrieron matanzas, deportaciones, vejaciones, destrucción y cada uno
de esos días merece un instante de recordación.

Es obligación recordar la inmensa riqueza de la vida en aquellas
pequeñas aldeas, pueblos, ciudades, la cultura y la lengua, el idish,
los hábitos y las costumbres de más de 5.000 comunidades judías que
formaron parte de Europa durante más de un milenio. La destrucción de
todo aquello significó la pérdida irrecuperable de un mundo, el que
fue mi mundo antes del horror.

En estos días recuerdo mi ciudad natal, Lodz. Y su Gueto, en el cual
fui encerrado junto a mi familia. Entre 1940 y 1944, la Alemania nazi
usó centenares de métodos para matar a la población del Gueto de Lodz.
En un principio, impidiendo la entrada de medicamentos para aquellos
que los necesitaban y reduciendo la alimentación al mínimo. Muchos
murieron. Pero no eran suficientes en el cálculo de los nazis entonces
comenzaron con las deportaciones que en realidad no lo eran. Se
trataba de ‘traslados’. La gente era informada de que iba a ser
trasladada a otro lugar y para ello debían tomar sus pertenencias
consigo. No eran deportaciones; el destino era la muerte. En 1943,
comenzaron las así llamadas por los nazis ‘selecciones’. Casa por
casa, los niños y los ancianos eran ‘deportados’ hacia la muerte.

El Gueto de Lodz fue el primero en establecerse en Polonia en 1941, y
el último en liquidarse, en 1944. Su constitución era diferente al
resto de los guetos. La ciudad de Lodz había sido anexada como parte
del Tercer Reich y no constituía en sí un territorio ocupado.
Respondía a estrictos planes y cálculos por parte de los nazis. Sus
habitantes no eran sólo los judíos de Lodz. A él llegaban de distintos
países, de ciudades de Alemania, de la entonces Checoslovaquia y de
muchos otros lugares.

En un comienzo, pensábamos que pasaríamos la guerra dentro del Gueto y
que íbamos a sobrevivir allí. No nos dábamos cuenta de cuál era el
verdadero plan: liquidarnos. Al Gueto no ingresaban alemanes, no
existían pogroms. Era como un país al interior de otro, con su propio
gobierno, diario, estampillas, moneda. Era el único Gueto que estaba
completamente cerrado. Allí adentro la vida seguía, la vida cultural y
social y  las actividades de los distintos grupos políticos
continuaban.

En 1942, fueron liquidadas pequeñas poblaciones cercanas a Lodz. Sus
habitantes, en su mayoría, eran transportados a Chelmo, a la muerte.
Los aptos para el trabajo, llegaban al Gueto de Lodz. Fue entonces que
nos empezamos a dar cuenta de lo que realmente ocurría.

En 1943, ya escuchábamos noticias sobre la situación mundial, la
guerra, en fin, el mundo exterior que rodeaba al Gueto. Yo tenía como
tarea encomendada ir a ver periódicamente a un activista de nuestro
movimiento –Bund- que tenía una radio que había logrado conservar
oculta. El escuchaba la BBC de Londres y a mí y a otros nos contaba lo
que estaba ocurriendo. A su vez, yo debía transmitir las noticias a
otros para así ir informando a todo el Gueto. Recuerdo el mensaje que
recibí: “todos los transportes –deportaciones- de Lodz van hacia
Chelmo, donde todos son asesinados”. Yo no supe qué hacer con esa
noticia. La verdad es que ni recuerdo si la transmití a mi familia y
amigos.

En 1944, entre mayo y julio, hubo transportes incesantes, continuos.
La gente, al principio, se resistía a ir. Pero finalmente se rendían.
El hambre, la enfermedad, no permitían resistir. A pesar de saber,
nadie imaginaba lo peor. Los carteles que inundaban las calles del
Gueto aclaraban que aquel que no se presentara para ser deportado,
sería fusilado. Los últimos transportes eran aquellos que deportaban a
los trabajadores de las fábricas y talleres.

Es terrible pensar que para esa fecha, Paris ya había sido “liberada”,
el sur de Italia también y los soviéticos ya estaban en los
alrededores de Varsovia. A veces pienso que si el Ejército Rojo no
hubiera detenido su avance hacia el oeste de Polonia, cerca de ochenta
mil judíos del Gueto de  Lodz podrían haber sido salvados.
Lamentablemente, los soviéticos decidieron primero dejar que los
alemanes aplastaran el levantamiento de los polacos en Varsovia. Esto
dio tiempo suficiente a los nazis para liquidar el Gueto de Lodz.

No puedo evitar que el dolor que me provoca la indiferencia se
reafirme año tras año. Casi nadie recuerda, ni conmemora. Cuando digo
esto no pretendo condenar a toda la humanidad por su indiferencia.
Basta sólo con calcular las miles de matanzas que ocurrieron durante
todo el siglo pasado y comienzos de este, para entender que es
imposible conmemorar en una fecha a cada una, aún si se quisiera. Los
días del calendario no alcanzarían.

En agosto de 1944, con la liquidación final del Gueto de Lodz, se
cerró una vida muy próspera como la vivida por los 250.000 judíos que
habitaban Lodz; ciudad tan dinámica y variada en su movilidad social,
en sus gustos, en sus pertenencias, donde convivían los jasídicos con
los sionistas,  los ortodoxos con  los socialistas, los ateos con  los
reformistas. 
En estos días me invade la tremenda tristeza de pensar que, en pocos
años, con la desaparición de los últimos sobrevivientes no habrá 
nadie
que incline,  silenciosamente, su cabeza pensando en el mundo que fue.

El 19 de abril es un día de recogimiento, un día para nombrar cada uno
de los guetos, cada uno de los campos de exterminio, y si fuera
posible, a cada una de las víctimas.

El 19 de abril nos permite, a los sobrevivientes y al resto, anclar el
recuerdo. Sabemos que la memoria es muy frágil. Me incluyo entre los
que necesitan establecer en esa fecha, el 19 de abril, la condensación
de todo lo ocurrido en esos terribles años. Para poder seguir
adelante, más de 70 años después, luchando para que el peor flagelo
que tuvo la humanidad en esos tiempos, la indiferencia frente al dolor
de los demás, no ponga en peligro la convivencia entre los hombres"

Silvia:
    Pienso en el  heroísmo y en el altruismo de quienes donaron su
existencia en pro de una esencia humana eterna, sin egoísmos, fueron
por una ley del "No matarás" para cualquier otro como semejante
"Una ofrenda de Amor, de Vida para hacer cesar la muerte del Otro"
    "¡Palabra vale Acto!"
      Y tú, ¿Quíen eres?

Jack:
    ¿Yacub, el Patriarca del Siglo XXI que retorna desde sus ancestros?

Silvia:

¿Quien trocó su Schem/Nombre por Israel, cuando ganó la batalla que
metió Letra/Palabra/Ley como esgrima?
Acaso, el Malaj/ángel no es intercesor entre Cielo y Tierra, "Brit
Milá/Pacto de Palabra/Palabra hecha Acto mediante?

Jack:
     "¿(...)?"

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