Por Jack Fuchs y Silvia Lef
Silvia:
Jack, nuestro diálogo de
hoy,¿sobre qué item lo elegirías?
Jack:
70 años de la derrota de
Stalingrado o de la victoria frente al nazismo. Al respecto, sólo diré que en
1943 el aparato para liquidar al pueblo judío en Europa estaba en marcha. No
hubo victoria alguna sino más bien derrota en marcha. El plan de eliminar al
pueblo judío estaba en plena vigencia hacia 1943. En Lödz, en Francia, en Grecia,
en Hungría. Había cerca de 3.000.000 de judíos. En medio de una doble guerra:
una guerra contra el mundo libre y, a la par, una guerra contra el pueblo
judío, perseguido metódica y sistemáticamente siempre. ¿Cómo pueden hablar de
victoria? Dos guerras simultáneas y paralelas: una contra Occidente y otra
contra el pueblo judío de Europa. Los convoyes de Roma, de Bélgica, de Hungría,
de Checoslovaquia hacia Auschwitz no cesaban de andar. Rumbo a la consabida
muerte, las máquinas de hacer desaparecer a los judíos jamás dejaron de funcionar
hasta el 45 y, luego, vinieron otras tragedias.
Silvia:
¿Qué sentís y qué pensás respecto
de estas lecturas?
Jack:
Me afecta mucho y no puedo aceptar
que un grupo de hijos de sobrevivientes celebre lo que nombra como la victoria
de Stalingrado. La lucha siguió al menos por dos años más, con millones de muertos
como saldo, de entre los aliados, de entre los nazis, de entre los fascistas.
Sólo en 1943 murieron 3 millones de judíos. No fue ninguna derrota del nazismo.
Tampoco fue ninguna victoria de quien le arrancó el poder al nazismo. Hubo dos
guerras en líneas co-existentes: la guerra contra los judíos, ancestral y la
guerra contra el mundo libre que ya dejaría de serlo.
Me duele. Plena derrota del pueblo
judío: incesantes transportes a los campos de la muerte, sin interrupción, sin
pausa. ¿De qué victoria me hablan? No se engañen. No se auto-engañen. Hay que
decir lo que es cierto aunque cueste y aunque sea doloroso. Fue tan sólo el
principio de aniquilación del pueblo judío: una guerra perdida. Sin victoria.
Los que se salvaron fue por “puro azar”, no por deseo. No se puede hablar de
que ganamos la guerra. Eso es autoengaño. Después vino otra tragedia: la de la
liberación…
Silvia:
¿Respecto de ese significante,
“liberación”, qué opinás?
Jack:
El mundo fue indiferente a la
matanza de judíos. Durante los casi cinco años que duró la segunda guerra
mundial no hubo noticia alguna que transmitiera acerca de esta persecución. ¿Cómo
puede ser?
De modo tal que no hubo tal
“liberación”. A partir del día siguiente, fueron muriendo los que habían
sobrevivido: algunos por enfermedades, otros por desnutrición.
Silvia:
Tal vez nos debamos auto-reflexión
y un criticismo sine qua non como specie humanitatis. Este diálogo contigo
me parece nodal existencialmente porque has vivido muchas de esas situaciones y
tu voz reflexiva, a la par de sensitiva, debe escucharse con máximo respeto. En
honor, además a nuestra ética hebraica que hace en el día a día una doble
apuesta: a la alteridad y al respeto por la diferencia que ésta implica,
siempre y vez a vez. Donde la
Vida y cada vida, el Otro y cada otro, como semejante valen
el universo entero.
Jack:
Sin duda Silvia. Estoy muy dolido
por el silencio, por la omisión de mención, por la falta oportuna de denuncias
que habrían evitado las matanzas, por la complicidad de quienes sabiendo
callaron…
No hay comentarios:
Publicar un comentario