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Lunes a Viernes de 13.00 a 19.00 hs. 1 Piso de la Sociedad Hebraica Argentina - Sarmiento 2233

viernes, 28 de febrero de 2014

Misceláneas judías para la pausa del Sábado

28 de Adar I de 5774
"Shabat" de A. Y. Heschel (extractos)

El judaísmo es una religión del tiempo que aspira a la santificación del tiempo. Contrariamente al hombre con conciencia de espacio para quien el tiempo es invariable, reiterativo, homogéneo, y para quien todas las horas son iguales, indefinidas, cáscaras sin contenido, la Biblia tiene conciencia del carácter diversificado del tiempo. No hay dos horas iguales. Cada hora es incomparable y es la única que se da en el momento, exclusiva e infinitamente preciosa.
El judaísmo nos enseña a ajustarnos a la santidad del tiempo, a estar pendientes de acontecimientos sacros, a consagrar santuarios que emergen del sublime devenir del año. Los shabatot son nuestras grandes catedrales, y nuestro Sanctum Sanctorum es un santuario que ni los romanos no los griegos lograron quemar.
(...)
Todos estamos fascinados con el esplendor del espacio, con la grandiosidad de los objetos en el espacio. “El objeto” es una categoría que pesa en nuestras mentes, tiranizando todos nuestros pensamientos. Nuestra imaginación tiende a moldear todos los conceptos a su imagen. En nuestra vida diaria atendemos primero a aquello que los sentidos nos revelan: lo que los ojos perciben, los dedos tocan. Para nosotros, la realidad se traduce en objetos, formados por sustancias que ocupan espacio. Hasta Dios es concebido por muchos de nosotros como un objeto.
El resultado de nuestra conciencia de los objetos es nuestra ceguera a toda realidad que de primera intención no se identifica como un objeto. Ello resulta obvio en nuestra comprensión del tiempo, que siendo no cosa e insustancial, se nos aparece como carente de realidad.
Efectivamente, sabemos qué hacer con el espacio pero no sabemos qué hacer con el tiempo, salvo subordinarlo al espacio. Muchos de nosotros nos afanamos en aras de conseguir cosas materiales. Como resultado, padecemos de un temor del tiempo profundamente enraizado y nos quedamos pasmados cuando nos vemos obligados a mirarlo a la cara. El tiempo es para nosotros un sarcasmo, un monstruo astuto y traicionero con fauces, como un horno que incinera cada momento de nuestras vidas. Retrayéndonos, pues, de afrontar el tiempo, buscamos refugio en los objetos del espacio; las posesiones se transforman en símbolos de nuestras represiones, júbilo o frustraciones. Pero, los objetos del espacio no están hechos a prueba de fuego, sólo agregan combustible a las llamas...
Es imposible para el hombre eludir el problema del tiempo. Cuanto más pensamos, más nos damos cuenta: no podemos conquistar el tiempo a través del espacio. Sólo podemos dominar el tiempo en términos de tiempo.
(…)
Tiempo y espacio están mutuamente relacionados. Pasar por alto a cualquiera de ellos es ser parcialmente ciego. Lo que condenamos es el sometimiento incondicional del hombre al espacio, su esclavización a las cosas. No olvidemos que no es el objeto lo que da significación al momento; es el momento el que presta significación a los objetos.
(…)
La Biblia muestra más interés por el tiempo que por el espacio; ve el mundo en la dimensión del tiempo. Presta más atención a las generaciones, a los acontecimientos, que a países, a cosas. Se ocupa más de historia que de geografía. Para entender las enseñanzas de la Biblia, se debe aceptar su premisa que el tiempo tiene una significación para la vida que es por lo menos igual a la del espacio; que el tiempo tiene significación y soberanía por derecho propio...
(…)
En tanto que las fiestas celebran acontecimientos que han ocurrido en el tiempo, la fecha del mes asignado a cada fiesta dentro del calendario está determinada por la vida dentro de la naturaleza. Pesaj y la fiesta de las Cabañas, por ejemplo, coinciden con la luna llena, y la fecha de todas las festividades es un día en el mes, y el mes es el reflejo de lo que ocurre periódicamente en el reino de la naturaleza, puesto que el mes judío comienza con la aparición de la luna nueva, con la reaparición del cuarto creciente en el cielo nocturno. En contraste, el Shabat es completamente independiente del mes y no tiene relación alguna con la luna. Su fecha no se determina por ningún acontecimiento de la naturaleza, como ser la luna nueva, sino por el acto de la creación. La esencia del Shabat está completamente desprendida del mundo del espacio.
La significación del Shabat es celebrar el tiempo más que el espacio. Seis días de la semana vivimos bajo la tiranía de los objetos en el espacio; en el Shabat tratamos de estar en armonía con la santidad en el tiempo. Es un día en el cual se nos invita a compartir lo que es eterno en el tiempo, a retornar de los resultados de la creación al misterio de la creación, del mundo de la creación a la creación del mundo.

**********
Abraham Joshua Heschel (Varsovia, 1907 - Nueva York, 1972) fue un prominente 

rabino y uno de los principales teólogos judíos del siglo XX. Nacido en Varsovia, se formó en Alemania y escapó del Holocausto al poder viajar a Estados Unidos en 1940, donde continuó sus actividades hasta su fallecimiento en 1972.
Heschel explica muchas facetas de pensamiento judío medieval y moderno, incluido estudios sobre filosofía, cábala y jasidismo.
Heschel vio las enseñanzas de los profetas hebreos como un llamamiento para la acción social en los Estados Unidos y activó en el movimiento de derechos civiles y en contra de la Guerra de Vietnam.
Su obras más conocidas son:
  • La tierra es del Señor (1950).
  • Preguntas del hombre a Dios: estudios sobre oraciones y simbolismos (1954).
  • Dios en busca del hombre: una filosofía del judaísmo (1956).
  • Los profetas (1962).
  • El Shabbat, su significado para el Hombre moderno (1956)





lunes, 24 de febrero de 2014

"Diálogo entre dos mundos"

Por Jack Fuchs y Silvia Lef

Jack:
     Pienso mucho en el hombre y en sus conductas repetitivas a lo
largo de milenios.
Mata por matar. Elimina a aquel que detecta como enemigo. Persigue al
diferente. Quiere dominar, imponer su voluntad de poder. Es como una
fiera, un salvaje, un monstruo.

Silvia:
     Freud en "El malestar en la cultura" cita la frase de Hobbes: "El
hombre es el lobo del hombre", para dar cuenta de esa pulsión
thanática, el versus de la pulsión erótica. Así, mientras el amor
apuesta al enlace, a la continuidad, a la ligazón y al crecimiento; la
muerte destruye, desmorona, asola, arrasa con la diferencia.

Jack:
    El ser humano es un enigma, un misterio. No se sabe por qué
inventa excusas para justificar los crímenes ya cometidos. Primero los
ejecuta y luego arma toda una mascarada para dar cuenta de eso que
hizo. ¿Vos creés que es racional? ¿O, más bien, es irracional? ¿Pensás
que tiene lógica su conducta? ¿O es una locura?

Silvia:
      Atravesado por lo consciente y lo inconsciente a la vez, posee
una doble lógica. La de la razón lógico-aristotélica, la cartesiana,
la del "cogito ergo sum", la del principio de identidad, la de la no
contradicción, la del tercero excluído y, a la vez, la de las
formaciones del "soy allí donde no pienso", "sueño luego existo". En
otros términos, la lógica de la condensación y del desplazamiento,
desde la cual, cura analítica mediante "donde estaba el yo que advenga
el ello". Lógica del chiste, del lapsus lingüae, del síntoma, del
sueño.

Jack:
      El hombre está atravesado por esa doble cara. Sabe y no sabe lo
que hace. Piensa una cosa y cree otra. Quiere una cosa y debe hacer
otra. Lucha en sus actos. Cordura y locura a la par.

Silvia:
      Un aspecto del yo se divide y frente a lo intolerable, la
fantasía que lo defiende del sufrimiento.
La represión falla una y otra vez y vuelven los síntomas de la
repetición de aquello intolerable para el yo. Lucha intestina. Lucha
entre instancias. Conflicto intrapsíquico. Conflicto interpsíquico.
Yo. Ello. Super Yo. Conciente. Preconciente. Inconsciente. Neurosis.
Psicosis. Perversiones. Modalidades clínicas, ya de negar, ya de
re-negar, ya de forcluir el Nombre del Padre.

Jack:
      La criminalidad de los actos repite lo que está en la Torah.
Fijate que nadie prohibe lo que no es peligroso o malo. Nadie prohibe
volar sino matar.

Silvia:
     Acerca de la prohibición del incesto y de la prohibición de la
muerte del Padre/parricidio versan la Ley judía y el Psicoanálisis.
Fijate en Génesis IV la prohibición de la repetición de la muerte del
hermano/fraticidio, en el emblema de la señal en la frente de Caín.
Padre. Hermano. Madre. Hijo.  Otro. Prohibición del homicidio en
general, de la muerte de cualquier otro como semejante y prohibición
del parricidio, del matricidio, del fraticidio, del filicidio, de la
muerte del prójimo vinculado por parentalidad.

Jack:
    Todos fuimos Caín. Todos somos Caín.

Silvia:
Paradigma de cualquier otro como semejante, emblematiza a la
especie humana. En su sanción, en su acción, en su prevención. Lleva
al acting la pulsión thanática contra su hermano como rival y comete
un crimen calificado por el vínculo. Por ende, punible de una máxima
sanción. La señal en la frente será el imaginario para recordar el
delito y no repetir en la venganza de cualquier otro contra él. Impide
la muerte de Caín, vengando la de Abel.
Freud en "Totem y Tabú" menta el "No matarás a tu hermano" para luego
devenir en "No matarás".


Jack:
     ¿Seré freudiano?
     ¿Seré analítico?
     ¿Seré un hombre de Ley?

Silvia:
      ¿Sos Yacub, el Patriarca del Siglo XXI, el que le puso letra a
la Profecía actual y nos recuerda lo sagrado, lo sacro de la Vida,
amén del buen nombre y honor?  Tu Nombre se volvió Israel cuando luchaste contra Dios y le ganaste la batalla?

Jack:
      "¿(...)?"

viernes, 21 de febrero de 2014

Misceláneas judías para la pausa del Sábado

21 de Adar I -  5774

Política de las lenguas judías: entre la etnia y la nación * de Cyril Aslanov
(fragmento)

Teodoro Herzl no asoció su proyecto de restauración de un Estado judío a la resurreción del idioma ancestral. En su escrito teórico Judenstaat, el visionario del Estado judío afirmaba que la lengua oficial del país tenía que ser aquella que se impusiera naturalmente por su carácter práctico. Adviértase, además, que la inmigración de Eliezer Ben Yehuda a Jerusalém en 1881, que fue verdaderamente el acto de nacimiento del hebreo moderno, se produce dieciséis años antes que el Congreso de Basilea. No obstante, la empresa sionista no tardó en coincidir con el proyecto de generalizar el uso del hebreo a todos los niveles de la comunicación y a todas las funciones sociolingüísticas. Cuando la visión de Herzl se concretó a nivel político con la gran ola inmigratoria de 1905 (la segunda aliá), ya estaba preparado el terreno para que el hebreo sirviera de lengua vehicular entre los diferentes judíos establecidos en Palestina.
Evidentemente, el idish no dejó de ser una lengua muy utilizada en el primer establecimiento judío en Tierra Santa. Pero su conservación sería el resultado de una cierta inercia lingüística. Por el contrario, el uso del hebreo por gente cuya lengua nativa era el idish reflejaba un fuerte voluntarismo, comparable a nivel lingüístico al voluntarismo político de los pioneros de la restauración nacional en la tierra ancestral. Entonces, la rivalidad entre el idish y el hebreo comenzó a coincidir aproximadamente con la oposición ideológica entre sionismo y bundismo.
A medida que el proyecto sionista se concretaba, el uso del idish parecía no solo retrógrado, sino también antipatriótico. Los jóvenes ya nacidos en la Palestina británica se avergonzaban de sus padres y de sus abuelos, que aún hablaban el idish, al menos en la esfera privada. De esta forma, además de reflejar una oposición ideológica entre bundismo y sionismo, la preferencia a favor del hebreo surgió como manifestación de rebelión juvenil. Dentro de la nueva sociedad pionera que los sionistas procuraban crear dentro de la Palestina británica, grupos de adolescentes manifestaban en las calles de Jerusalem o Tel Aviv con pancartas en las que se leían eslóganes a favor del uso exclusivo de la lengua hebrea. El más conocido era: yehudí, daber ivrit! (¡judío, hable hebreo!). La identificación de la juventud con el uso vernáculo del hebreo revela el carácter profundamente revolucionario del proyecto del renacimiento del idioma ancestral. Si el sionismo político de los años 1900-1948 fue un movimiento de índole revolucionaria e izquierdista, el equivalente de este proyecto en el ámbito sociolingüístico surge como una verdadera revolución cultural. No es fortuito que a través de la oposición entre hebraístas e idishistas se expresara también un conflicto cultural muy intenso entre judíos de observancia estricta y pioneros totalmente laicizados, para los cuales el hebreo no era una lengua santa.
El hecho de que los no menos laicizados bundistas de Europa Oriental y los judíos ortodoxos conicidieran con su negativa al hebreo como lengua nativa se debió a una convergencia objetiva que no refleja ninguna coincidencia ideológica. La razón de la oposición ortodoxa al uso vernáculo del hebreo es solamente religiosa. Como el hebreo es una lengua santa, utilizada en la liturgia sinagogal y en los libros sagrados, su vernaculización la expondría a una banalización sacrílega. Hasta una fecha bastante reciente, no era raro ver carteles escritos en hebreo que prohibían el uso de la lengua santa al nivel trivial de la comunicación oral. Lo más paradójico de esta oposición al uso vernáculo del hebreo fue que la prohición estaba formulada en hebreo. Así, se leía en hebreo que estaba “prohibido hablar en la lengua de la santidad” (asur ledaber bileshon ha-kodesh). De modo que, en la guerra entre los idiomas, la confrontación entre idishistas y hebraístas era al menos doble: oponía a los hablantes de hebreo tanto a los bundistas de Europa Oriental como a los piadosos judíos ortodoxos, sin que los dos campos del idishismo hiciesen causa común.
El Holcausto flageló cruelmente a las comunidades judías de Europa Oriental que constituían la masa más considerable de hablantes del idish. Aún en las zonas controladas por los soviéticos, esta lengua padeció la represión asesina que Stalin desencadenó contra los escritores de expresión idish. No menos de seis representantes de la literatura idish de la Unión Soviética (Der Nister, David Hofstein, Iztik Fefer, Leib Kvitko, David Bergelson, Péretz Markish) fueron fusilados en 1952. El idioma, empero, siguió siendo reconocido como una de las lenguas oficiales de la Unión. La coexistencia con el ruso, lengua dominante a nivel federal, y con las distintas lenguas étnicas de la URSS, era siempre muy desigual y desfavorable para el idioma minoritario.Jurídicamente, el idish se hallaba en el nivel de los idiomas étnicos sin base territorial o con una base territorial completamente ficticia. En efecto, la República de Birobidzhan, cuya lengua oficial era el idish, nunca tuvo una mayoría judía. El ruso, en cambio, no solo era la lengua común de la federación entera, sino también el idioma de la nacionalidad rusa, la más favorecida en la sociedad soviética.
(…)
En el ámbito soviético, el idish logró sobrevivir únicamente entre la generación nacida antes de la Segunda Guerra Mundial. El exterminio de grandes cantidades de judíos en Bielorrusia y en Ucrania en los primeros meses de la invasión alemana en 1941, la dispersión de los sobrevivientes hacia las zonas orientales de la URSS, que rompió la continuidad espacial y generacional de la idishofonía, y la competencia desigual entre le ruso y el idish provocaron la declinación de la práctica de la lengua ancestral. Además, el despertar de la identidad judía en la URSS en los años 1970 y 1980 se manifestó a nivel lingüístico a través de una focalización en el hebreo, el idioma prohibido, y no en el idish, vieja lengua agonizante, solo hablada por personas mayores. De esta forma, la lengua étnica ancestral ni siquiera logró sobrevivir en la Unión Soviética, en la que se prefería el idish al hebreo por razones políticas.
(…) El idish, que en vísperas del Holocausto casi se había vuelto la lengua más representativa del pueblo judío, perdió esta prerrogativa en la mayor parte del mundo judío. Los pronósticos en cuanto a su supervivencia no son optimistas, a pesar de los grandes esfuerzos que últimamente se han llevado a cabo, tanto en las diásporas como en Israel, para preservar la herencia lingüística y cultural del idish.
La declinación del idish en la segunda mitad del siglo XX revela, en contraste, la importancia de la estructura estatal para la preservación del idioma. El hecho de que desde 1922 el hebreo funcionara como lengua oficial del embrión de Estado constituido por la comunidad judía de la Palestina británica le dió una extraordinaria ventaja con respecto al idish, portador de una identidad étnica y no estatal, en el marco siempre más hostil de la Europa Oriental.
La desaparación progresiva del uso de la lengua idish en las diásporas del mundo libre se debe, entre otros factores, a la integración de la etnicidad judía en la nación moderna. Una vez que las comunidades de inmigrantes se hicieron reconocer como ciudadanos de pleno derecho pertenecientes a una tradición religiosa, la función del idish como portador de identidad étnica perdió su razón de ser. Ni el reciente renacimiento de la etnicidad en los Estados Unidos logró frenar la inexorable declinación del idish en el ámbito diaspórico. Las primeras señales del despertar de la etnicidad en los años 1970 llegaron demasiado tarde para salvar al idioma agonizante... Debido a la sionistización de la identidad judía y a la rejudaización de la ideología sionista, el hebreo asumió una función clave como agente identitario, además de su función principal de lengua oficial del Estado de Israel.

  • Artículo publicado en: Skura, Susana (compiladora), Reflexiones sobre el idish, Sholem Buenos Aires, Buenos Aires, 2012.
    Este libro se encuentra disponible en nuestra Biblioteca

Cyril Aslanov ( Francia, 1964) es lingüísta graduado en La Sorbona. Se desempeña como profesor de Lengua, Lingüística y Literatura Francesa en la Universidad Hebrea de Jerusalem.
Ha dictado seminarios de posgrado y doctorado como profesor visitante de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Moscú y la Universidad de San Pablo.

viernes, 14 de febrero de 2014

Misceláneas judías para la pausa del Sábado


14 de Adar de 5774
La página en blanco (fragmento)
Edmond Jabès

En el comienzo estaba un punto, y ese punto ocultaba un jardín. Motivados por su pasado, los judíos, en su práctica cotidiana del Texto, se dieron cuenta de que cada palabra tenía sus propias raíces. Hicieron, de la consonante, el tronco, y de la vocal, la rama nutricia, igual como Dios había hecho de un punto brillante, el astro del día, y de un punto deslumbrado, el astro de la noche.

(…)

“Entra con tus palabras en cada una de mis palabras”, parece recomendarnos el libro. “Tú tienes ahí tu lugar; un lugar en el que te puedo acoger con tu pasado y tu porvenir; pues tengo la edad del tiempo y la ausencia de edad de la eternidad; porque soy la eternidad en el tiempo y el tiempo eterno.”

Para el escritor ¿qué es el tiempo? - Quizás un sonido, una seña, la presión, apenas sensible, de un dedo sobre la página en blanco.
Pasaje del tiempo que no es el tiempo que pasa, sino tiempo sorprendido en su pasaje.
No se puede contener el aire – nuestra respiración - , pero se pueden contar los latidos del pulso que acompasan la huida de los días.

“Creí al principio ser escritor. Luego me di cuenta de que era judío; después ya no diferencié en mí entre el escritor y el judío, pues lo mismo uno que otro no son sino el tormento de una antigua palabra.”

La pregunta que obsesiona al judío es la siguiente: “¿Qué es lo que me autoriza a considerarme judío? ¿En qué, lo que digo y lo que hago, sé que son palabras y actos judíos?”.
Así se forma y se desarrolla en él una doble interrogación: la que le plantea a la duda su certeza, y la que a su certeza le plantea la duda.

¿Y si el judaísmo no fuera sino el devenir de esa duda llena de certeza?
¿Pero se trata realmente de duda? Más bien de la necesidad de pesar, cada vez, el pro y el contra.
La certeza no puede nacer más que de esa confrontación. Método comprobado que conduce al judío a una profundización.

El judaísmo y la escritura me parecen participar de una misma apertura: apertura a una palabra que estamos llamado a vivir en su totalidad

Palabra de una palabra de horizonte a la que estamos acotados desde el primer libro: ese libro fuera del tiempo que el tiempo, no obstante, sin alterarlo, perpetúa perpetuándose a sí mismo en él.

El judío es, en el libro, el mismo libro. El libro es, en el judío, él mismo palabras judías; pues el libro, más que una confirmación, es, para el judío, la revelación de su judaísmo.

El judío se inclina sobre el libro sabiendo de antemano que ese libro esta por concluirse a través de sus propias palabras y silencios.

Entrar en el pensamiento del libro como se entraría en el pensamiento de Dios.
El judío ha llevado la lectura hasta ese nivel.

Para el judío el punto de llegada y el punto de partida se confunden.
Los dos están en ese nombre solitario: Judío. Primera y ultima palabra de un libro donde todo lo demás se ha borrado.

Escritura nómade. Libro del nómade.

La experiencia del desierto fue, para mí, predominante. Entre el cielo y la arena, entre el Todo y la Nada, la pregunta es quemante. Arde y no se consume. Arde por sí misma en el vacío. La experiencia del desierto es también la escucha, la extrema escucha. No solamente se escucha lo que en ninguna otra parte se oiría, el verdadero silencio cruel y doloroso, porque incluso pareciera reprocharle al corazón sus latidos; sino, como cuando por ejemplo está uno acostado sobre la arena y sucede que, de pronto, un ruido insólito nos intriga; un ruido como el de un paso humano o de un animal, más cercano a cada instante, o que se aleja o parece alejarse, que sigue de largo. Después de un buen momento, si uno se encontrara en esa dirección, surge del horizonte el hombre o el animal que nuestro oído nos había anunciado. El nómada ya habrá identificado a esa “cosa viviente” antes de verla; inmediatamente después de que el oído la haya percibido.
Yo he tratado, como el nómada a su desierto, de circunscribir el territorio de blancura de la página; de convertirlo en mi verdadero lugar; como, por su parte, el judío, que desde hace milenios ha hecho el suyo del desierto de su libro; un desierto donde la palabra, profana o sagrada, humana o divina, ha encontrado el silencio para hacerse vocablo; es decir palabra silenciosa de Dios y última palabra del hombre.
El desierto es algo más que una práctica de silencio y de escucha. Es una apertura eterna. La apertura de toda escritura, ésa que el escritor tiene por función preservar.
Apertura de toda apertura.

Trad.: Esther Seligson

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Edmond Jabés (El Cairo, 1912–París, 1991) fue un escritor judío conocido por
haberse convertido en una de las figuras literarias más famosas en lengua francesa después de la Segunda Guerra Mundial.

Hijo de una familia judía italiana, nació en Egipto, donde recibió una educación colonial francesa clásica. Comenzó publicando en francés a una temprana edad, se le hizo Caballero de la Legión de Honor en 1952 por sus logros literarios.
Cuando Egipto expulsó a su población judía, en 1956, Jabès se trasladó a París. Allí, retomó su vieja amistad con Max Jacob y los surrealistas, aunque nunca fue formalmente miembro de ese grupo. Se convirtió en ciudadano francés en 1967, el mismo año en el cual se le concedió el honor de ser uno de los cuatro escritores franceses (junto con Sartre, Albert Camus y Levi-Strauss) que presentaron sus trabajos en la Exposición Mundial de Montreal. Por otro lado, se le otorgó el Premio de la Crítica en 1972 y una designación como oficial en la Legión de Honor en 1986.

Jabès es bien recordado por sus libros de poesía, a menudo publicados en ciclos multivolumen. En ellos se pueden observar numerosas referencias al misticismo judío y la kabbalah.
Una de sus obras más importantes es El Libro de las preguntas (1963-1973), que lo consagró como un escritor reconocido. A este ciclo de siete tomos, le ha seguido Le Livre des ressemblances (1976-1980) y el Livre des marges. Su final es Livre de l'Hospitalité, aparecido póstumamente en 1991.
Su trabajo ha marcado indeleblemente el pensamiento de Maurice Blanchot y de Jacques Derrida.

Agenda cultural - Marzo 2014


SEMINARIOS:

1. "ÉTICA HEBRAICA Y PSICOANÁLISIS: de Sem hacia Lacan..."
a cargo de la Dra. Silvia Lef*

PROGRAMA:

- Semitismo en el Génesis IV.
Caín/Abel. Antisemitismo precoz bíblico.

- Semitismo en el Génesis X.
Sem/Cam/Jafet. Anticipo del Decálogo y del Tariag.
Antisemitismo incipiente.

- Semitismo en Génesis XVII.
Abram/Abraham: de primer Patriarca a Padre fundador del "monoteísmo ético".
Antisemitismo reforzado por la no aceptación de la diferencia.

- Semitismo en Exodo XIV.
Moshé y la Torá.Código Sinaítico.
Antisemitismo en la Antigüedad.

- Semitismo en la modernidad.
Baruch Spinoza. Etica, Tratado Teológico y Jérem
Antisemitismo en la modernidad europea.

- Semitismo en el Psicoanálisis.
Freud y Lacan de "Transmisión y Talmud" de "Los Nombres del Padre"
Antisemitismo en los Siglos XX y XXI: ¿un retorno a las fuentes?
Antisemitismo: psicosis y perversión: ¿un desafío ético a la clínica?

*Silvia Lef es filósofa especializada en ética, abogada penalista, mediadora y psicoanalista.

Los Jueves de Marzo y Abril, a las 19.00 hs.
Inicia el Jueves 13 de Marzo
En Biblioteca Popular “Alberto Gerchunoff”

Informes e inscripción en Biblioteca o cultura@hebraica.org.ar
Actividad gratuita para socios




2. “LA AVENTURA DEL ARTE MODERNO"
a cargo del Arq. Adrián Barcesat *

Ciclo sobre el arte moderno y contemporáneo desde los comienzos del impresionismo hasta la actualidad. Un recorrido por la totalidad de las manifestaciones artísticas del período. Pintura, escultura, música, arquitectura, danza, poesía y cine se encadenan a lo largo de este viaje apasionante.

Programa:

- El Impresionismo: culminación y ruptura
Impresionismo y Simbolismo. Art Nouveau

- La dispersión posimpresionista
Expresionismo y Cubismo
- Color y hedonismo
Fauvismo. El color como absoluto constructivo

- El Pathos Expresionista
En Pintura, Arquitectura, Danza y Cine


Proyecciones, videos y música. Resúmenes y bibliografía adicional a quién lo solicite.

* Adrián Barcesat es arquitecto y profesor de Historia del Arte. Ha sido Profesor de Historia del Arte y la Arquitectura Moderna y Contemporánea en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA.

Los lunes de Marzo y Abril a las 19.00 hs.
Inicia el Lunes 17 de Marzo
En Biblioteca Popular “Alberto Gerchunoff”
Informes e inscripción en Biblioteca o cultura@hebraica.org.ar 
Actividad gratuita para socios 
************************

PRESENTACIÓN DEL LIBRO:

“De un maestro Zen y de mucho decir sin decir nada”
de Enrique Novick

Participan: Mario Ber y Antonio Requeni

Miércoles 12 de Marzo, a las 20,00 hs.
Café Literario
Entrada libre

martes, 11 de febrero de 2014

Novedades en la Biblioteca



- Huye rápido, vete lejos de Fred Vargas
- Los años de peregrinación del chico sin color de Haruki Murakami
- El francotirador paciente de Arturo Pérez Reverte
- Demasiada felicidad de Alice Munro
- Polonio 210 de Robin Cook
- Escenas de la vida rural de Amos Oz                                      

- Una mujer en Jerusalén de A. B. Yehoshua
- Dudoso Noriega de Juan Sasturain
- Malena es un nombre de tango de Almudena Grandes
- Rosen, una historia judía de Diego Paszkowski
- La canción del mar de Gloria Casañas
- La vida que pensamos. Cuentos de fútbol de Eduardo Sacheri


- ¿Para qué sirve la filosofía? (Pequeño tratado sobre la demolición) de Darío Sztajnszrajber
- Cortázar por Buenos Aires, Buenos Aires por Cortázar de Diego Tomasi

"Diálogo entre dos mundos"

Por Jack Fuchs y Silvia Lef 

Jack:
Pienso siempre parecido. El hombre mata por matar y luego
busca excusas para justificarse. ¿Por qué lo hará?

Silvia:
¿Goce perverso?
¿El disfrutar con el horror? ¿He ahí tamaña disfuncionalidad?.
Si la vía de la "pulsión de Eros/amor", construye, liga, edifica, eleva; 
la otra vía, la de la "pulsión thanática/muerte", destruye, des-liga, asola, insecuriza.
¿Ambivalencia humana?

Jack:
Por un lado,  crecen flores y frutillas.. Por otro lado, hielos y
muerte. Guerras, persecuciones, crueldad, ferocidad, locura.
¿Por qué será?

Silvia:
¿Psicopatología humana y/o enfermedad psico-emocional?
¿Dificultades para gozar de las pequeñas cosas de la vida
cotidiana y de ser felices sin rivalizar a muerte con el otro, sin
sacrificar(se) ni ofrendar ni la integridad ni la vida, ni la propia
ni la ajena? ¿Respeto por el bien máximamente sagrado para el derecho
penal y para la Torah = la Vida. Conjuntamente con el buen nombre y
honor =Schem Tov.?

Jack:
¿Vos pensás que se puede ser feliz en esta vida y en este planeta?
¿Cómo? 
 
Silvia:
Absolutamente. Sin lugar a dudas. Eligiendo bien.
Desarrollándose y apostando a los valores más genuinos.
Amando y siendo amado. Respetando y siendo respetado.
Aplicando el criticismo per se para transformar el signo negativo en
positivo y cambiar lo que no ayuda. Desanudando los síntomas y
"curando el alma".
Haciendo de la cultura la mejor naturaleza, para habitar, humanamente
en ella, desatando los óbices y cambiando tantas cosas como lo
requiera la virtud para desplegar(se) en el día a día.

 Jack:
¿Pensás que a los casi 90 puedo ser feliz y superar mis síntomas de
padecimiento?

Silvia:
Claro que podés. No tenés otro impedimento más allá de la
imposibilidad que se te metió como idea que insiste en tu cabeza.
Deberías hacer un análisis focalizado para hablar de todo eso que se
repite traumáticamente, para elaborarlo y superarlo. Has tenido un
buen matrimonio. Tenés una hija, nietas, yerno. Has tenido otros
amores, después de tu viudez. Parejas sin convivencia. Has elegido
mujeres liberales, profesionales, autónomas y que a su modo te han
amado y a quienes, a tu modo, has amado. Todo ello, a pesar de tus
ideas hiper consevadoras y machistas. Te gustan la lectura, la
escritura, la transmisión. Relevante misión en curso. Muchos esperan
tu voz, tu letra, tu palabra.
Todo eso es señal de que podés ser feliz, si te lo permitís y
si te autorizás a conectarte sin tanto pre-concepto con el placer de
la sencillez diaria.

Jack:
¿Podré?
Soy conciente de lo que me pasa y de lo que me hace sufrir. Por las
mañanas, siento lo que sentía en Dachau cuando me levantaba. Sentía
que me iba a morir. Veía quienes se morían.
Sobreviví a éso. ¿Por qué? La respuesta es darwiniana. Porque fui 
fuerte.

Silvia:
Ahora lo sos para abordar en un buen análisis esos síntomas y
vencerlos de un otro modo.
Todos nos iremos a morir en algún punto de nuestra existencia. Somos
mortales los humanos. La finitud nos constituye y nos atraviesa. Pero,
hay que seguir adelante. Y, vencer los miedos que nos paralizan.

Jack:
Fantaseo con medicación. Creo que sería la única solución. No un
análisis. O provocar(me) alzheimer para no darme cuenta de lo que me
pasa. Tomar morfina para erradicar(me) ese padecimiento. Un miedo que
me paraliza. Aunque después se va.
Además, ningún analista estaría especializado como para tratar a
alguien como yo.

Silvia:
 ¿Por qué no?
Cualquier buen analista, como función que es, ayuda a contener la
angustia y a atravesar los giros. No es necesario que haya tenido las
vivencias de quien se analice con él. Es mera estructura
    ¿Mecanismos de fuga de la realidad?
¿Ideas locas? : lo mejor es un buen análisis, focalizado, puntual,
breve, para abordar todo éso, desenrollar esos síntomas. Hablar.
Poner(le) voz, palabra, letra a la cosa. Podés hacerlo. Tenés lucidez,
capacidad simbólica. Conciencia. Sos ideativo. Hay que romper las
resistencias ferrosas que te obstaculizan el desarrollo.

Jack:
el 7 de Julio cumpliré 90.

Silvia:
¿Vamos a festejar tus nueve décadas?
 ¿Qué proyectos tenés? ¿Planes para el 2014?

Jack:
  ¿un libro donde narre todo acerca de mi vida?

Silvia:
   ¿Patriarca Yacub: el Profeta del Siglo XXI?
¿El que puso su Palabra en Acto?
¿El que implementó la esgrima de ponerle letra al mutismo?
¿El que lucha con el emblema del malaj como mensajero de Dios y
simboliza el humanismo y sus ambivalencias?

Jack:
    "¿(...)?"