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viernes, 2 de enero de 2015

MIsceláneas judías para la pausa del Sábado

11 de Tevet de 5775
 
Balada del judío que llegó del gris al azul
de Itzik Manguer *

El gris amanecer se posó descalzo en el patio
y golpeó en la ventana más pobre,

y despertó del sueño el pobre judío
y vistió sus ropas grises.

Cargó en sus hombros el zurrón de mendigo
y tomó en la mano su bastón gris,

y así, los dos, él y el bastón,
se encaminaron con pasos lentos por el camino gris.

Camina y camina y el gris se torna
cada vez más espeso y pesado como plomo;

se entristece el pobre judío gris
y en sus ojos centellea una lágrima.

Una lágrima grande que rueda lentamente
y cae silenciosa en su barba gris;

la barba gris del judío se torna azul
por la fina, plateada luz de la lágrima.

Pero ¿cuánto dura la luz plateada de una lágrima?
Breves momentos y desaparece.

El judío se detiene ante un árbol gris
y reza en voz alta una plegaria:

“¡Creador del mundo! Borra lo gris
de todos mis caminos. Y que sean

mi errar y ambular por este mundo Tuyo
radiantes y luminosos.”

Concluida la plegaria, aliviado el corazón,
y esta plegaria – una mariposa azul -

aletea delante de él, un puntito azul
en un paisaje que va de gris en gris.

El pobre judío sigue su camino y ve
que entre las rutas se erige

una hostería gris y en el umbral
una rubia mujer vestida de azul.

Los ojos del judío se agrandan sedientos
y su mirada bebe todo el azul.

Y dice la rubia mujer: “Que Dios os ayude, Reb Id (1),
seguramente estáis cansado del camino,

entrad entonces por un momento a nuestra casa,
tenemos suficiente pan y vino.”

El judío abre la puerta con manos cansadas
y ve encaladas paredes pintadas de azul.

En el rincón está sentado el dueño de la casa
teniendo en sus brazos a su benjamín,

al que narra un cuento del reino azul
rodeado por doquier por un río azul.

Lo escucha el judío y cansado del azul
cae en un sueño, cansado del azul.

El sueño teje un camino, y éste es azul,
y el bastón es azul, el zurrón es azul.

Y el pájaro, que pasa volando, es azul,
y azules son el campo, el bosque y el río.

Pasmado mira el tabernero, y mira su mujer,
cómo del judío desborda el azul

y llena la habitación y rebosa
y envuelve con azul toda la casa.

¿Quién llora? ¿Oyes? Afuera llora
el camino gris, tal como llora un niño:

“¿Por qué el judío me dejó solo,
afuera, desamparado a merced del viento?”

El tabernero despierta al judío: “Despertad, Reb Id,
afuera os espera el camino!”

Sonríe el judío soñando: justito
llegó al portón del reino azul.

He aquí que abre el portón y ve
en el valle las tres ciudades azules.

Pasmado mira el tabernero y mira su mujer,
como del judío desborda el azul

y llena la habitación y rebosa
e inunda en el azul a toda la casa.

Y lo azul se torna murmullo y tartamudeo y vuelo,
y susurro y ruido y canto del más allá;

se torna hoja y rama y tronco y árbol
y nube y bosque y sueño que supera a otro sueño.

Y lo azul se torna ola y río y mar,
concepción del misterio y su rima sagrada

se torna paso y taconeo y danza y alegría,
se torna dicha suprema y eternidad.

Se torna centelleo y brillo y rayo y luz,
se torna sombra y sustancia y se torna rostro.

Pasmado mira el tabernero y mira su mujer,
cómo el judío desborda el azul

y llena la habitación y rebosa
y envuelve de azul toda la casa
y................................................


(1) Textualmente “Rabí Judío”, es una manera de dirigirse respetuosamente a un judío cuyo nombre se desconoce.
Traducción: Simja Sneh
 
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* Itzik Manguer nació en 1901 en Chernovitz, su padre era sastre y sustentaba el hoga con grandes dificultades. Su trayectoria en la poesía idish tiene un profundo calor popular y se nutre en los folklores judío y eslavo. Su obra, que incluye poemas y baladas, fue escribiéndose a lo largo de de una vida vagabunda, cuyo último puerto fuera Tel Aviv, ciudad a la que arribó en medio de homenajes oficiales, en 1967 y donde falleció dos años más tarde.

Esta balada fue extraída del libro "Pájaros nocturnos" (AMIA, 1975), prologado por Ernesto Sábato que escribió:

"En el comienzo de este siglo apocalíptico, señalado para el mayor y más bárbaro exterminio de su raza, nacía Itzik Manguer en un ghetto cualquiera de la Europa Oriental. Y allí creció, entre las angustias y alegrías de ese misterioso pueblo, capaz de volver a reír y bailar sobre las cenizas del último pogrom. El destino no le ahorrará ni dolor, ni pobreza, ni exilio, ni enfermedad, pues Dios pone a prueba el temple de los que un día deberán cantar y llorar el corazón del hombre...
Así, a través de su espíritu mediador, recibimos la palabra del gran poeta remoto.Que con la lengua de judío, cantando sus esperanzas y desventuras de judío, con nostalgia y meditación de judío, nos hablaba finalmente de cada uno de nosotros, de los interrogantes últimos de cualquier ser que espera, siente, ama y sufre en cualquier lugar de la tierra."

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